sábado, 19 de octubre de 2013

BREVAHEART


BREVAHEART
(para 4 personas humanas)

INGREDIENTES:

- 1 Docena de Higos o Brevas
- 100 g. de Chocolate Negro para Fundir
- Leche Condensada
- Miel
- Hierbabuena
- 1 Frigorífico en buen estado


A pesar de mi amor por Escocia y de las aventuras que hace algunos años me corrí por allí, aclarar que esta receta no es escocesa, ni tiene nada que ver con William Wallace y mucho menos con Mel Gibson, algo que seguramente provocaría el delirio de muchas de mis lectoras.
Lo siento si el nombre del plato os ha causado confusión, pero para esta ocasión os váis a tener que contentar con una foto mía haciendo un poco el payaso...

Mel Gibson ya salió en la receta anterior y además no es Brave, sino BREVA.

Ya sabéis que no soy mucho de postres, pero joer...ya tocaba alguna. 
Al final fué mi compadre y tocayo Julio quién terminó de transmitirme la inspiración y provocar que me lanzara a llevar a cabo esta locura de postre que pergeñamos entre los dos.
Todos los años a finales de verano, mi colega me trae siempre unos higos de su finca de Toledo y por lo general, no queda ni uno vivo. 
Ya sé que puede sonar obsceno, pero soy un devorador de higos. 
Me encanta comer esos higos de las damas.........o cuello de dama, o como se llamen los de esa especie.
El caso es que me los como, pero muy pocas veces les saco provecho. 
Muy pocas...... pero eso se terminó


ASÍN SE HACE:

Comenzamos dándole un lavadito a los higos de la manera tradicional, es decir: en el bidé y con agua templadita para que no se se escalden.
Ni que decir tiene que solo seleccionaremos los que se nos antojen más sabrosones y repeinados. Obviamente no nos interesan ni muy jóvenes, ni muy maduros.


Ahora, vamos a realizar un proceso al que podríamos denominar "de inseminación", una paranoia
que también fué ocurrencia de Julio, me imagino que subyugado por las connotaciones sexuales de dicho fruto, y no solo por el cachondeito que conlleva su nombre, sino porque al abrirlo nos recuerda a......... estoooo......bueno....... ya sabéis.....
Para ellos, vamos a utilizar una jeringa de las de cocina en la introduciremos un par de cucharadas de leche condensada, que es lo más parecido que podemos encontrar a......bueno.......ehhhhh.......ya sabéis..........


Se enchufa por el orificio donde supuestamente estaba el rabito (joeeeeeeer), y en este paso hay que llevar suma precaución, ya que si la eyaculación es muy abundante se nos puede desbordar el asunto.
En fin.........cómo lo diría........ya sabéis.......
Lo suyo es que queden más o menos asín:


Si me paso de explícito me lo decís, aunque no creo que os escandalice mucho teniendo en cuenta el libro de moda que están leyendo ahora casi todas las chicas. 50 Sombras de Grey, creo que se llama.

Yo no lo he leído, pero según lo que cuentan mis amigas (algunas aseguran que acabaron con las bragas tan húmedas que podría plantarse arroz), es bastante heavy sexualmente hablando, así que esta chorrada que os estoy relatando, será para ellas (y por ende, para vosotras) más tierno y mullido que un pedo de Winnie de Poo.

Lo siguiente que haremos, será coger un palillo largo de esos que venden en los chinos y ensartar los higos uno por uno para después cubrirlos de miel. No Miel Gibson, sino miel, miel. A lo Nueve Semanas y Media. 


Como veis, el erotismo que desprende esta receta no tiene parangón.

Para que después agarre bien el chocolate, conviene enfriar primero los higos cubiertos de miel. Lo digo porque a mí me costó trabajo hasta que me dí cuenta de que la solución era meterlos un rato al frigo.




El siguiente paso es fundir el chocolate. Algo bien sencillo: solo hay que trocearlo y calentarlo al baño maría (que no es lo mismo que irse con María al baño para calentarla) hasta que se derrita.


 

Y ahora sí. Es el mágico momento en que sumergiremos los higos en el chocolate caliente hasta que queden bien cubiertos sin que quede rastro del color verde de fondo. 
Conviene decir que el chocolate debe ser lo más puro posible para contrarrestar con su amargor el excesivo toque dulce que llevan el resto de ingredientes.

Solo de esta forma encontraremos un equilibrio prefecto.


Para terminar, solo hay que disponer los higos en una bandejita y meterlos a enfriar a la nevera hasta que el chocolate se solidifique y quede crujiente.
La idea es que al hincarle el diente, nos deleitemos con todo el esplendor que nos brinda su corazón de breva. El Brevaheart.


NOTA: Los que quieran saber la diferencia entre higos y brevas, que miren en la Wikipedia, que viene!!!!!! 
Yo flipo.

Cocinero en pruebas para esta receta:    RODRIGO CHUMBO

DEDICADA A MI AMIGO Y PRÁCTICAMENTE HERMANO,  JULIO LÓPEZ.

Publicada originalmente el 19 de Octubre de 2012

jueves, 31 de enero de 2013

PATATAS A LA RIOJANA TÓ ROJAS


PATATAS A LA RIOJANA TÓ ROJAS
(para 4 personas humanas)

INGREDIENTES:

- 1 Kg. de Patatas
- 2 Chorizos Tiernos para Guisar
- 1 Pimiento Rojo
- 1/2 Cebolla
- 2 Dientes de Ajo
- 2 Pimientos Choriceros
- Perejil
- Aceite de Oliva
- Agua

Siento haber tardado tanto en volver, pero no sabía que una resaca podía durar tanto. Y eso que tampoco bebí tanto durante las Navidades; seis cubatas en total.
También es cierto que los vasos eran de litro y medio, todo hay que decirlo.
Mis amigos dicen que son los años, que no perdonan, y yo les digo que sí, que son los años, pero los años del whisky, que perdonan menos todavía. Supongo que ambos tenemos razón.

Intenté escribir algo a mediados de Enero, pero no atinaba con las letras del teclado y solo salían galimatías sin sentido. Ahora que ya me he recuperado lo recuerdo con gracia, ya que fué realmente divertido y es algo que recomiendo probar a todo el mundo.
No lo de beber alcohol, cuidao!!!, sino lo ponerse a teclear totalmente borracho.

Lo que también recomiendo es el plato que os traigo para hoy: una receta sencilla, de las de toda la vida, el típico plato de cuchara que te deja el cuerpo más nuevo que el Güindous 7 en un día de frío.
Tenía muchas ganas de hacerla, no digamos ya de comerla.
Mejor os cuento.

ASÍN SE HACE:

Comenzamos picando la cebolla y el pimiento rojo en pequeños cuadraditos y los pochamos en una cazuela de base ancha junto a un chorro generoso de aceite de oliva. (Esta es la frase sin comas más larga que he redactado en mucho tiempo)


Seguidamente, añadimos el chorizo cortado en rodajas de 1 cm. de grosor y lo mezclamos con el sofrito.
La elección del chorizo la dejo a vuestro gusto, pero es conveniente que sea de buena calidad y no demasiado fuerte. Yo siempre he usado chorizos de la marca DIONI, que van cojonudos. Creo que ya lo comenté en alguna ocasión.


Mientras se hace el chorizo, lavamos y pelamos las patatas, y las vamos chascando directamente sobre la olla. La receta donde lo ví decía que en trozos más o menos regulares, pero vosotros ni caso. Qué regulares ni qué hostias. Aquí los vamos a hacer BIEN.
Cuando hayamos terminado, removemos todo el contenido de la cazuela para que se mezcle y bajamos el fuego.


Es el momento de añadir un poco de sal y cubrir las patatas con agua. El que quiera endosarle un poquito de vino que la haga. Más aun tratándose de un plato riojano. Yo no le puse, no fuera que después se me subiera a la cabeza y me pasase otros dos meses sin publicar.
Antes de que se me olvide: encended el horno a 200 º y meted los dos dientes. Los de ajo, me refiero.

Mientras se van haciendo las patatas vamos con el verdadero secreto de este plato, que no es otro que el asunto de los pimientos choriceros.
Es tan fácil como sumergir los pimientos secos en un cazo con agua y dejarlos cocer durante 5 minutos para que se ablande la carne.


Una vez escaldados, los abrimos y con la ayuda de una puntilla vamos separando la carne de la piel a lo Torquemada, sin mostrar piedad alguna.

A continuación, mezclamos la carne de los pimientos choriceros con los ajos tostados al horno y lo vamos aplastando con un tenedor.


Añadimos la sanguinolienta mezcla al puchero y dejamos cocer a fuego medio hasta que veamos que el guiso va espesando, y las patatas van poniéndose blanditas y tó rojas.


Por último, comprobamos el punto de sal rectificando si fuera necesario, y espolvoreamos un poco de perejil picado.

El plato ya está listo para ser servido y por lo tanto comido. Devorado, diría yo.

Joer. A ver si cambio la vajilla ya.

Cocinero en pruebas para esta receta: MANOLO ONGANIZA

Publicada originalmente el 31 de Enero de 2010