
(para 2 personas humanas)
INGREDIENTES:
- 2 Huevos Frescos de Corral Bien Plantaos
- 1 Calabacín
- 1 Docena de Gambas
- 1 Taza de Arroz
- 1 Pastilla de Caldo de Pescado
- 1 Diente de Ajo
- Aceite de Oliva
- Perejil
Huevos acorralados, sí.
Y no solo porque sean de corral, sino también por encontrarse cautivos en una deliciosa e inusual mazmorra de arroz con gambas y calabacín laminado.
Al principio tenía pensado llamarles "Huevos Rambo", ya que al fin y al cabo Rambo también es sinónimo de acorralado, pero es que este hombre ya no está ni pa pasar la ITV.
La receta es bien fácil y resultona.
Tal vez el mayor handicap os lo encontréis a la hora de pelar el calabacín (no quiero malinterpretaciones con esta frase, Agus), y conseguir unas láminas del grosor adecuado para que no se nos desmonten.
A mi me vino de perlas ese artilugio triangular que vender para cortar queso.

Si queréis ser más innovadores y utilizar el bardeo que tiene el abuelo pa limpiarse las uñas o hilo dental, yo no me opongo siempre y cuando estén limpios, claro.
El siguiente paso es pelar las gambas y reservar las cabezas para aromatizar el aceite donde sofreiremos un diente de ajo bien picado y posteriormente las gambas.
Lo que vienen siendo unas gambas al ajillo, vaya.
A continuación cocemos el arroz con la pastilla de caldo, y a falta de dos minutos para que esté en su punto, añadimos las gambas.
Podemos aprovechar mientras se hace el arroz para pasar las láminas de calabacín por la plancha con una gotita de aceite y una piza de sal.
Cuando las tengamos listas, cogemos un molde circular, le impregnamos las paredes con aceite y vamos colocando con sumo cuidado las láminas de manera que circunden el molde. Con tres capas, suficiente.
En el fondo colocamos el arroz y lo prensamos con una cuchara para conseguir un forjao bien resistente.

El siguiente paso es cascar los huevos, y como ya habréis adivinado depositarlos sobre la base de arroz, vigilando que la clara no se nos vaya de picos pardos.
Que no pase igual que cuando nos sonamos la nariz y al doblar el klinex, se salen los mocos por los laos.
Metemos los moldes al horno durante 8 minutos, y cuando veamos que la clara ha cuajado, los sacamos con cuidadín de no quemarnos, los desmoldamos y los presentamos con perejil picado y aceite de oliva alrededor.

Para elevar la categoría de la receta de buena a insuperable, hay que intentar que la yema quede solidificada por arriba y que al meter mano al huevo, la parte líquida de la yema se desparrame por el plato.

Dios míooooo. No siento las pien-nas.
Cocinero en pruebas para esta receta: FELIPE HEREJIL