martes, 14 de enero de 2014

CALDERETA EXTREMEÑA


CALDERETA EXTREMEÑA
(para 8 personas humanas y un vecino que se arrimó al olorcillo de la chasca)

INGREDIENTES:
- 1 Cabrito Lechal
- 1 Hígado de Cabrito
- 1 Cebolla Grande
- 1 Cabeza de Ajos
- 3 Pimientos del Piquito
- 1 Litro de Agua
- 1 Vaso de Vino Tinto
- Pan
- Tomillo
- Aceite de Oliva
- Leña de Encina (no se come, pero es necesaria)


Ya tenemos la excusa perfecta para telefonear a los colegas y planear un día de campo, donde el protagonista indiscutible será este típico guiso extremeño, que para que sea auténtico, ha de hecerse al aire libre, en olla de barro y con leña de encina.

Es de suponer que ya tenemos el fuego en marcha, encargado el cabrito y que el carnicero no habrá hecho honor al nombre del bicho (pero con más años) y se habrá tirado el rollo, troceándolo bien.
Si es así, ya podemos empezar.

ASÍN SE HACE:

Poco antes de que el fuego está a punto, untamos bien el cabrito con sal, pimienta, aceite de oliva y unas hojas de tomillo intentando que quede bien impregnado. Una vez que las llamas se hayan extinguido (en Perú creo que todavía quedan algunas), ponemos la olla encima y la rodeamos con las brasas.

Para esto existe otra técnica que es poner junto a la olla un radiocassette en el que suene un CD de King Africa. No es para que amenice la velada. Es sobre todo por la brasa que da, aunque cuidaoooo.
Quizá sea demasiado tostón, y corremos el riesgo de que el guiso se queme y a nosotros se nos caiga una oreja a la hoguera. Menos arriesgada la primera técnica no?

Cuando la olla esté bien caliente, añadimos la cebolla cortada en juliana y los trozos de cabrito, que si puede ser extremeño, mejor (click aquí para ver los alimentos de Extremadura).
Notaréis que suena: "chssssssssssssssssssss". Eso es buena señal, aunque hay que darle algunas vueltas para que no se agarre y con cuidado de no quemarnos el brazo; que eso coge más calorías que la manta eléctrica de Lucifer.

Cuando veamos que empieza a dorarse (el cabrito,....no el brazo), lo cubrimos con el agua y un vaso de vino tinto. Tapamos la olla, nos despreocupamos por un rato y aprovechando que estamos de campo nos tomamos una cervecita acompañada de unos buenos ibéricos extremeños y nos hacemos una torcedura al intentar emular a Ronaldihno con la pelota de Nivea. Ya estamos en edad de ser unos buenos domingueros, que no se diga.

Pasados 30 minutos aprox. ponemos una cabeza de ajos y unas cuantas rebanadas de pan sobre las brasas. Dejamos que se tuesten ligeramente y retiramos. Seguidamente ponemos en un mortero: un hígado del cabrito (el derecho o el izquiero, eso da igual), 3 dientes de ajo tostados, 2 rebanadas de pan tostado y 3 pimientos del piquito.
Machacamos bien hasta obtener un majado de color muy similar al del cebo que se usa para capturar tiburones (si nunca habies ido a cazar tiburones, digo yo que lo habreis visto en algun documental), y añadimos la mezcla a la olla, dejándola en el fuego durante 15 minutos más hasta que espese bien la salsa.

Esto ya está finiquitado amigos. Ya solo queda buscar un valiente con la suficiente testiculina que saque la perola de la chasca para que todos puedan disfrutar en plena naturaleza de este manjar.












 
NOTA: Me gustaría dar las gracias a mis amigos de Badajoz, Macarmen y Tejota, verdaderos instigadores de que decidiera llevar a cabo esta receta, ya que siempre me ponían los dientes largos (mas aún, si) cada vez que me contaban que habían estado de campo.
Gracias también a mi compadre Julio y a mi cuñado Javi por estar al quite con la olla.



Cocinera en pruebas para esta receta: JUNCAL DERETA