miércoles, 29 de abril de 2009

CORDERO CON GRANADAS

CORDERO CON GRANADAS
(para 2 personas humanas)

INGREDIENTES:

- 1 Pierna de Cordero
- 1 Granada
- 1 Cebolla
- 1 Diente de Ajo
- 1 Hoja de Laurel
- 1/2 Vaso de Agua
- 10 Semillas de Cardamomo
- 1 Cucharada de Ras el-Hanout
- 1/2 Cucharilla de Cúrcuma
- 1 Pizca de Comino Molido
- Pimienta Negra
- Perejil Rizado

El otro día estaba haciendo algo de zapping (único deporte que practico de manera asidua), cuando de repente apareció en un programa de estos de cotilleo una pájara cuyo nombre no recuerdo.

Era la típica maruja con la piel de color cuero y más arrugas que el culo de un elefante fruto de tanto rayo UVA y tanto lifting mal hecho, que se vanagloriaba de su juvenil aspecto cuando la cruda realidad es que daba verdadera grima verla. No es que tenga nada en contra de las operaciones de estética, pero.... ¿es que esa gente no se da cuenta de que por mucho que intenten rejuvenecerse artificialmente siempre se acaba notando y al final les echas más años de los que realmente tienen?

Es como los que insisten en quitarse años cuando les preguntas la edad.
¡¡¡Pero vamos a ver gilipollas!!!
Si lo que tienes que hacer es justo lo contrario, es decir, ponerte más años para que te digan: "coño, pos estas mu bien pa tu edad"

Encima la tía, tuvo el arrojo de decir que solo le faltaba quitarse unas leves patitas de gallo para parecer aún más joven. Y ahí fué cuando ya no pude más y pensé en voz alta:
"¿Patitas de Gallo? Eso no son patas de gallo hialagranputa. Eso son piernas de cordero!!"

Y así fué como esa frase terminó abriéndome la mente y las tripas, pasando de la nausea al apetito. A ver si no a santo de qué iba a contaros esta tontería.
Este plato no creo que le haga demasiada ilusión a mi colega Tito dado que tiene un trauma con los corderos que ríete tú de la Yodi Foster, pero ya va para dos años que publiqué mi última receta basada en este animalito, así que ya tocaba.

ASÍN SE HACE:

Para los que somos sensibles con los animales, como el gran poeta Manolo Rubiales y otros amigos, siempre supone un trauma llegar a la carnicería y pedir una pierna de cordero sin saber la suerte que ha corrido el animalito. Por eso yo siempre me aseguro de que se les cause el menor daño posible para que puedan seguir llevando una vida normal.


Comenzamos preparando el macerado de la carne que en este caso va a consistir en: pimienta negra molida, unas cuantas semillas de cardamomo, ajo bien picado, cúrcuma, comino y una especia llamada Ras El-Hanout que es la que se suele utilizar para hacer los pinchos morunos.
Esta última podéis encontrarla sin dificultad en cualquier carnicería marroquí. Seguro que hay alguna cerca de vuestro barrio.

Mezclamos todo bien y dejamos reposar. Todo depende de la prisa que tengáis, pero ya sabéis como va esto: cuanto más tiempo, más sabor obtendrá la carne.


Mientras el cordero se va aclimatando a las especias, podemos aprovechar para desgranar la granada. Para esto hay un truco que consiste en partir la granada por la mitad y darle golpes secos con el canto de una cuchara para que vayan cayendo las semillas. Después hay que separar los pequeños fragmentos amarillos para que no amargue. Les damos un lavadito y las reservamos (me parece que acabo de cometer laísmo, leísmo o como coño se diga).

A continuación cortamos la cebolla en juliana, y la ponemos a rehogar en una olla junto a una hoja de laurel y aceite de oliva. Antes de que se empiece a tostar añadimos los trozos de cordero.
Salpimentamos y removemos hasta que la carne cambie ligeramente de color.


Esto se hace para conservar los jugos de la carne en su interior y se le llama sellar, término muy familiar en tiempos de crisis, y que al que más o al que menos nos ha tocado practicar recientemente en la cola del I.N.E.M. verdad?

Bien. Pues una vez listo, colocamos todo el conjunto en una bandeja de horno y le agregamos un vaso de agua. Podéis usar vino blanco, pero cuando se trata de cordero queda mejor con agua. Al menos eso dice siempre mi madre y yo....... pues siempre he sido muy buen hijo. Muy obediente.
Un beso mamá.

Metemos la bandeja en el horno y lo tenemos más o menos 40 minutos a 180º.
Lo del tiempo y la temperatura lo pongo como algo referencial, ya que yo siempre uso la infalible técnica del "hostias, que bien huele!!!" y sobre todo, la visual:


Así tal cual ya podría comerse y pringar en la salsa resultante, pero vamos a hacer algo mejor: vamos a separar las piezas de carne, y vamos a meter el resto en la batidora. Bueno, en la misma batidora no. Mejor en el vaso que acompaña dicho artilugio.

Vais a comprobar que nos queda una salsa ligera de color amarillo vivo que utilizaremos como fondo para decorar el plato. A continuación ponemos las piezas de cordero por encima, y para terminar las semillas de granada y un ramillete de perejil rizado (como el que salía en Barrio Sésamo, pero sin cuernos)


NOTA: No ha sido intencionado, pero me acabo de percatar que hemos mezclado lo árabe con granada y si no me equivoco, ambas partes tuvieron follón hace unos 500 años cuando lo de Boabdil, el pacto de Córdoba y toda aquella movida. Espero no haber levantado viejas ampollas, que ya ha llovido un poco desde entonces, joer.

Cocinero en pruebas para esta receta: CRISPÍN CHOMORUNO

miércoles, 22 de abril de 2009

CHAMPIÑONES AL AJILLO SUPERSÓNICOS


CHAMPIÑONES AL AJILLO SUPERSÓNICOS
(para 2 personas humanas)

INGREDIENTES:

- 1/2 Kg. de Champiñones
- 2 Dientes de Ajo
- Perejil a Discreción
- Cayena en Polvo
- Aceite de Oliva Virgen Extra
- Sal Maldon

Presupuestos. Facturas. Papeleo. Burocracia. Llamadas. Altas. Bajas. Declaración de la Renta. Excel (me cawen su p...) Viajes. Compromisos. Proyectos...muchos proyectos.
En definitiva: carencia absoluta de tiempo libre.
Por un lado esta bien porque así no hago el perro más de la cuenta y al mismo tiempo me mantengo ágil y activo, pero por otro....joer, menudo coñazo.

Lo de coñazo lo digo sobre todo porque estoy volviendo a mis orígenes culinarios más abyectos, cuando era un jovencito emancipado prematuramente, es decir: mucha comida de sobre, mucho precocinado, fritangas y demás recursos de cocina rápida.

Por otro lado estan las diferentes Thermomixes, Superchefs y resto de cacharros ultramodernos, a los que solo les falta un cajón lleno de billetes para que parezcan una caja registradora. Yo no los entiendo (ni quiero), así que ultimamente he desempolvado mi vieja freidora, descubriendo que lo de la alta velocidad no es exclusivo de las líneas ADSL ni de la Fórmula 1.

¿Que no es sano? De acuerdo. Pero tampoco podemos ser tan tiquismiquis con el tema de las calorías porque tarde o temprano (más temprano que tarde) acabaremos cometiendo un descuido y la cagaremos cuando nos comamos un bollito o una hamburguesa en un fast-food.
Las dietas son pa un ratito, no os engañéis.

Bueno, a lo que iba (por cierto, estoy un poco hasta los huevos de la palabra "iba"). Que tonteando con la freidora, hace poco di con la receta de champiñónes al ajillo más rápida y deliciosa que os podáis imaginar.
Os cuento.

ASÍN SE HACE:

Comenzamos encendiendo la freidora y la ponemos a potencia media.
Seguidamente lavamos los champiñones bajo el chorro de agua fría y los aciguatamos hasta que queden más o menos como el Janfri Bogart, es decir, que solo se les vea el sombrero y parte de los pies.

Cuando los tengamos bien limpios, buscamos dos piezas que tengan forma y tamaño similares y los reservamos. Luego os cuento para que nos van a servir.

Los champiñones restantes los cortamos en trozos medianos del tamaño aproximado de una palomita de maíz, y les volvemos a dar otro lavadito con el fin de eliminar cualquier rastro de tierra que pudieran tener.

Os habéis fijado que en todo momento estoy hablando de los champiñones en plural, incluso en el título de la receta ¿verdad?
Esto no es casual y lo hago por una sencilla razón: resulta que el otro día pedí en un bar una de champiñón al ajillo y me trajeron eso: UN champiñón a la plancha. UNO!!!!
"Haber pedido alitas, que vienen muchas", me dijo el camarero, descuadrándome y dejándome con la duda de si en el fondo era un tío super-inteligente o tenía menos luces que un triciclo.
El caso es que razón no le faltaba.

Seguimos. Una vez escurridos los champis, los metemos tal cual en la freidora, y mientras tanto picamos un par de dientes de ajo y unas cuantas hojas de perejil. Lo machacamos bien en el mortero y le agregamos un buen chorro de aceite de oliva virgen.

Transcurridos 4,4 minutos, retiramos los champiñones de la freidora y los volcamos en un plato.
Espolvoreamos un poco de cayena en polvo por encima y les añadimos unos cuantos cristales de sal Madon.
Para terminar y coronar la faena, vertemos el contenido del mortero EN CRUDO sobre todo el conjunto.

Una vez que los probéis, me temo que ya siempre los haréis así.

En algo menos de 7 minutos, nos hemos sacado de la manga una receta gloriosa, con un sabor que no esperáis, y no solo eso.
¿Os acordáis de los dos champiñones que habíamos guardado? Pues bien, si los unimos con super-glue por la base del pie y les atamos una cuerda de bramante, nos habremos fabricado un yo-yo cojonudo. Y supersónico.

A esto le llamo yo cocina con resursos.

Cocinera en pruebas para esta receta: EULALIA LIOLI


martes, 21 de abril de 2009

BERROS CALLEJEROS


BERROS CALLEJEROS
(para 3 personas humanas, no siempre han de ser pares)

INGREDIENTES:

- 150 g. d Berros
- 1 Docena de Navajas
- 3 Rebanadas de Pan de Molde
- 1 Bolsita de Tinta de Calamar
- Nata Líquida
- 2 Dientes de Ajo
- Aceite de Oliva
- Vinagre de Jerez
- Zumo de Limón
- Perejil

¿Quién no recuerda aquellas películas de finales de los 70 terriblemente dobladas en las que se narraban las peripecias de aquellos sirleros de pantalones campanudos que afanaban coches y atemorizaban a las viejecitas a modo de tirón de bolso?
Demasiado larga la pregunta ¿no?
Rectificamos: ¿quién no se acuerda del "cine quinqui"?

El Vaquilla, Navajeros, El Pico, Deprisa Deprisa, Colegas..... y por supuesto PERROS CALLEJEROS!!!
Esas pelis siempre estaban en el Top 1 de los video-clubs y en su día fueron todo un hito comercial.

De algún modo, me apetecía rememorar aquellas viejas cintas y hacerles mi particular homenaje partiendo de una inusual ensalada a base de berros (me lo pusieron a huevo con el nombre).

Los berros son unas plantas silvestres que crecen a orillas de los ríos, aunque cada vez son menos frecuentes (tanto los berros como los ríos) y de silvestres tienen más bien poco.
Incluso cuesta encontrarlos en la frutería de toda la vida y no será raro que al final tengáis que patear unas cuantas calles o recurrir al rincón del gurmé de Galerias Preciados.

¿Comorl? ¿que ya no existe? Joer, si es que todo se extingue me cawen tó. Estamos acabando con el planeta.

ASÍN SE HACE:

Los berros que comercializan ahora suelen venir ya limpios y escurridos, cosa que es de agradecer ya que al mojarse pierden mucha consistencia y se quedan con menos lustre que el rabo de la pantera rosa.
Mirad que tersura tienen éstos. Estan más turgentes que las peras de la Natalia Verbeke, no me digáis que no.


Ahora, con mucho cuidado les vamos quitando los rabitos en la medida de lo posible para que no amarguen.


Una vez limpios, los reservamos y pasamos a la segunda parte de la receta que son los adoquines de pan Bimbo con los que vamos a acompañar los berros para que sean callejeros callejeros.
Para ello vamos a elaborar una salsa gris consistente en tinta de calamar diluida en 1 dcl. de nata líquida.
El aspecto da un poco de repelús y de mal rollo, pero os aseguro que está bueno.


A continuación quitamos la corteza a las rebanadas de pan y las vamos mojando en esa especie de agua de charco hasta que queden húmedas, pero no empapadas.
Las dejamos escurrir y las vamos depositando en la plancha, que deberá estar más caliente que los huevos de un ciclista.


Veréis que en pocos minutos el pan se va oscureciendo, siendo exactamente la idea que perseguimos.
Tampoco hay que tostarlo en exceso o se nos quedará marrón en lugar de negruzco. Una vez listo, lo cortamos en adoquines del tamaño que os dé la gana.

Con ésto, bien podría estar terminada la receta, pero.........¿qué sería de unos auténticos berros callejeros sin unas cuantas navajas? Vaya mierda de macarras entonces.

Para hacer las navajas, el único requisito es que sean frescas y de buena calidad. Tampoco hace falta que sean del mismo Albacete.
Las ponemos en el grill a fuego todavía más fuerte que antes y cuando empiecen a abrirse, las regamos con un majado de aceite de oliva, ajo y perejil.

Volando voooooy, volando vengo, vengooo

Y ahora, a aliñar los berros. Para ello vamos a hacer una vinagreta con aceite de oliva, sal, unas gotas de vinagre de jerez y otras tantas gotas de zumo de limón (la rodaja de limón también salía mucho en estas pelis).

Para presentar el plato colocamos los berros en el centro, los rodeamos con los adoquines callejeros de pan y terminamos colocando cuatro navajas pa intimidar a los que quieran meter mano antes de tiempo.


A por ello del "tirón", y a correr Torete que vienen los maderos.

Cocinera en pruebas para esta receta: SUSANA VAJAS

lunes, 6 de abril de 2009

SUSHI

SUSHI
(para 4 personas humanas)

INGREDIENTES:

- 150 g. de Pez Espada
- 150 g. de Salmón Fresco
- 150 g. De Atún (más fresco todavía)
- 350 g. de Arroz Glutinoso Especial para Sushi
- 1 Paquete de Algas "Nori" en láminas
- 100 cl. de Vinagre de Arroz
- 2 Cucharadas de Azúcar
- Wasabi
- Salsa de Soja

Si hay un claro exponente de la cocina japonesa a nivel global, ese es sin género de dudas el Sushi.
Un plato que ha traspasado fronteras, aún con el handicap de acarrear el pesado lastre que supone para muchos comer pescado crudo, y eso contando que desde que vimos a Joselito comerse una docena de lapas y un pepino de mar sin pelar ni ná en Supervivientes, hemos superado muchos de esos prejuicios.
Yo, por lo menos
.

Es algo con lo que no comulga mucha gente (bueno, ahora en semana santa tal vez sí), pero yo soy de los que defiende a "carpa" y (pez)"espada" los sabores y texturas que nos ofrece el pescado sin procesar. Eso sí. Para garantizar el éxito, sobra decir que la materia prima deber ser fresquísima y de primera calidad.

Si os animáis, solo tenéis que daros una vueltecita por el mercado y dejaros arrastrar como ratitas de Hamelin al arrullo del típico pescadero de delantal verde a rayas gritando: "vaya lenguaito que tengooooooooy".
Seguro que todos conocemos uno verdad? Pos hala, venga.

ASÍN SE HACE:

El secreto de un buen Sushi reside en contar con los ingredientes adecuados, los cuales hoy en día no son nada complicados de encontrar gracias a la proliferación de tiendas de comida oriental por todo el territorio. Estos serían (aparte de los pescados) los más indispensables:


Vamos a comenzar con lo más difícil, que aunque os pueda sonar un poco a chino (perdón, japonés) es cocer el arroz. No vale sumergirlo en agua hirviendo y hala, a cocer hasta que reviente, no. Hay que seguir un rígido protocolo.
Para empezar, hay que lavar el arroz hasta que el agua quede totalmente cristalina, aclarando las veces que sea necesario.

Después debemos hervirlo TAPADO en algo más de 1/2 litro de agua durante 2 minutos a fuego fuerte, 10 minutos exactos a fuego medio, y dejarlo reposar otros 10. Todo el proceso sin destapar la olla.
¿Váis a poder evitar la tentación de mirar? Ya sabía yo que no.

El pescado también tiene su aquél y es muy importante el corte. Debe ser como los supositorios: cuanto más fino mejor, y me da igual que la Carmen de Mairena opine lo contrario.
A esta manera de cortar y presentar el pescado se le llama "Sashimi" y aquí tenéis una pequeña muestra de como debe ir el asunto:


El siguiente paso es comenzar a currarse los rollitos. No es que sea indispensable, pero nos ayudará mucho esa especie de esterilla de bambú llamada "Makisu" que podéis encontrar en cualquier tienda de los chinos, aunque tratándose de comida japonesa, lo suyo sería hacer la tontería completa y comprarla en un "todo a yen".

Una vez extendido el Makisu, colocamos una hoja de alga Nori donde irá enrollado el Sashimi.
Joer... Me estoy fijando en que casi todas las palabras japonesas tienen nombre de gimnasio...(¿?¿??)
Ahivá. Perdonad, que se me ha ido la pinza y me he saltado un paso.
Antes del pescado, debemos depositar el arroz en un extremo del Nori y aderezarlo con una mezcla de vinagre de arroz y azúcar calentado en el mini-ondas.


Seguidamente colocamos el sashimi haciendo una pequeña hendidura en el centro para que a la hora de cortarlo nos quede bien centrado.


Y ahora........ a enrollar.
No os preocupéis si queda algo ahuevado, ya que el alga Nori, al tener nombre de borreguito feliz, es muy dócil y fácilmente manejable.


Ya tenemos los rollos formados y solo nos queda cortarlos en rodajas. Mi consejo es que lo hagáis con un cuchillo bien afilado ligeramente mojado y que las lonchas sean más bien finas, que a mi se me fué un poco la mano con el grosor.


Para presentarlo, conviene distribuir de manera heterogénea las 3 variedades de pescado que hemos usado y acompañar el sushi con salsa de soja y una pequeña cantidad de wasabi.
Lo de la pequeña cantidad lo digo en serio. Para los que nunca lo hayan probado, no caigáis en el mismo error que mi Mari Carmen, que después de vestirse de geisha y todo para la ocasión, cometió la imprudencia de pringar el Sushi en el Wasabi como si fuera mayonesa.

Todavía se está acordando
(De ahí lo de "Memorias de una Geisha", jejejee)

Bueno amig@s. Después de todo no era tan difícil ¿verdad?
Ahora que os guste. Eso es otra cuestión.

Cocinero en pruebas para esta receta: SAKEDA OSINAWA

jueves, 2 de abril de 2009

TOFU-SIÓN


TOFU-SIÓN
(para 2 personas humanas)

INGREDIENTES:

- 2 Porciones de Tofu de 100 g. c/u
- 1 Bolsa de Lechugas Variadas
- 100 g. de Frutas del Bosque Deshidratadas
- Grasa de Pato
- Aceite de Oliva
- Vinagre de Módena
- 1 Rebanada de Pan Tostado y Quemado

El tofu. Ese gran desconocido.
Bueno, últimamente no tan desconocido ya que todos han oído algo sobre este invento hecho a base de pasta de soja y con nombre de jugador brasileño de fútbol.
Dicen que es el equivalente de un bistec para los vegetarianos por su alto contenido en proteínas, aunque ya me gustaría a mi ver a un vegetariano después de 3 meses en la isla de los famosos a ver a por que se tiraba antes: si a por el bistec o a por el tofu.

Como no se sabe realmente en qué categoría encuadrarlo, tiene una ventaja cojonuda y es la siguiente: si alguna vez vais de expedición por alguna jungla y os asalta una tribu de antropófagos (caníbales que comen personas humanas), les decís que no sois ni de carne ni de pescao, que sois de tofu y ya verás que careto se les queda.
Podéis salvar el pellejo porque no sabrán como cocinaros.


Ahora, recemos para que nunca vean esta receta, que segun tengo entendido ya hay ADSL en casi todas las selvas.

ASÍN SE HACE:

Reconozco que al principio su aspecto de queso pasado de fecha me echó un poco para atrás, pero pudo más la curiosidad de ver a qué sabía aquello.
La textura me moló, pero nada más probar un pequeño fragmento en crudo me dije: "macho, ésto y el poliespan no creas que se diferencian en mucho", así que decidí dotar de sabor a los tarugos de tofu recurriendo al socorrido material de aprovechamiento.

En este caso fué la grasa de pato sobrante de mi anterior confit que había guardado en un pequeño tupper en el frigo, y que me vino de perlas para esgrimir mi plan de emergencia anti-vegetariano. Tenía que añadirle calorías como fuera, joder.


Solo tuve que dejarla licuar a temperatura ambiente y sumergir el tofu durante unas horas.


No sé si venderan este tipo de grasa suelta. Yo desde luego no la encontré y en su día me tocó pagar el pato. Como siempre.

Mientras terminaba de macerar el tofu, fuí colocando en el plato un fondo de lechugas de estas variadas, bien aliñadas con sal y aceite de oliva. En la bolsa ponen que ya vienen lavadas, pero yo no me fío. También pone la palabra "abrefácil" en los tetra-briks de leche y nunca hay huevos de abrirlos de un pellizco. Y eso que viene la línea de puntos dibujada.

Al mismo tiempo aproveché para ir preparando la salsa de acompañamiento. No estaba muy seguro de como hacerla y de pronto me acordé de mis frutas del bosque deshidratadas. Creo que acerté.


Fué tan fácil como ponerlas a hervir junto a medio vaso de agua y unas gotas de vinagre de módena, y esperar que se ablandaran. En 5 minutos estaba listo.


Lo siguiente que hice fue poner el grill bastante cañero de potencia y depositar el tofu. Al cabo de un rato, su aspecto había cambiado radicalmente. Ya no parecía un trozo de tiza cogida de un charco y se antojaba realmente suculento.

Una vez que se doró por ambas caras, puse las porciones de tofu sobre la pequeña colina de lechugas y pasé las frutas del bosque (aun calentitas) por la batidora.
Con la salsa resultante decoré uno de los laterales del plato y para terminar, rallé una tostada del desayuno que se me había quemado, espolvoreando las migas más negras sobre todo el conjunto.

Así de fashion quedó:

Y no solo eso. El cabrón estaba bien bueno

NOTA: Lo siento de veras por los vegetarianos más radicales, que seguro que se van a horrorizar al ver la grasa de pato, pero si algo tiene la cocina de fusión es precisamente eso: crear con-fusión.

NOTA 2: Un abrazo y un beso muy fuerte a todos los que me siguen leyendo a pesar de mis cada vez más frecuentes "ausencias". No es por falta de ganas, sino de tiempo, que lo sepáis.
Perdón por no poder visitar vuestros blogs con más asiduidad y por no poder responder a todos los comentarios.
Iba a decir que os quiero, pero ¿pa que? Si ya lo sabéis.

Cocinero en pruebas para esta receta: FRAN VUESA