
La semana pasada tuvo lugar en Madrid uno de los certámenes gastronómicos más prestigiosos de nuestro país: MadridFusión.
Desde hace varios años andaba como loco por infiltrarme en tan prestigioso evento en calidad de periodista clandestino y catador voraz de viandas ultra-elaboradas.
Ha sido en su edición 2009 cuando por fin lo he conseguido, no sin la inestimable ayuda de uno de mis contactos, ya que pretender entrar allí sin pertenecer al reservado elenco de la alta cocina, es más complicado que cometer un fuera de juego en un futbolín.
La entrada está reservada a profesionales, y aunque un servidor no tenga carné ni documento que lo acredite, me considero profesional como el que más, así que más que un derecho era casi una obligación que yo estuviera allí.
Que pena no haberme encontrado con el organizador para decirle: "allí me colé y en tu fiesta me planté...."
Ahora voy a contaros a grandes rasgos mi percepción subjetiva de la experiencia, o para que se entienda mejor.... voy a poneros los dientes largos.
ASÍN ME LO MONTÉ:
Nada más llegar, mi contacto (al que prefiero dejar en el anonimato para que nadie sepa que fué mi colega Julio) me acompañó por las instalaciones con idea de echar un fugaz vistazo a los diferentes stands de la feria, entre los que destacaba el de la marca de zumos Tropicana, con unos llamativos collages hechos a base de frutas que representaban los caretos de Arzak a la izquierda, Ferrán Adriá a la derecha y en el centro, el famoso Heston Blumenthal, rival directo de Adriá (y de mi, of course) como mejor chef del mundo.

Nuestra incursión empezó suave y lo primero que hicimos, fué una cata de aceites de oliva excelentes con su currusquito de pan de pueblo y todo.
De ahí pasamos a los vinos, probando diferentes caldos (a cual mejor) cuando de repente, llamó nuestra atención un stand que exhibía unos curiosos brotes vegetales.
Al hablar con la representante, nos aclaró que no se trataba de brotes ni de germinados, sino de micro-vegetales cuyo sabor recordaban al de otros alimentos: flores con sabor a pepino, hierbajos que recordaban al anís, plantas carnívoras que hacían las veces de chupito natural.......


Nuestra incursión empezó suave y lo primero que hicimos, fué una cata de aceites de oliva excelentes con su currusquito de pan de pueblo y todo.
De ahí pasamos a los vinos, probando diferentes caldos (a cual mejor) cuando de repente, llamó nuestra atención un stand que exhibía unos curiosos brotes vegetales.
Al hablar con la representante, nos aclaró que no se trataba de brotes ni de germinados, sino de micro-vegetales cuyo sabor recordaban al de otros alimentos: flores con sabor a pepino, hierbajos que recordaban al anís, plantas carnívoras que hacían las veces de chupito natural.......

Nos resultaron muy curiosas unas florecillas muy similares a las margaritas llamadas Sechuan Buttons y cuyo simil de sabor estaba representado por un pila de esas grandes que llevan los radiocasettes (diossss, que término más obsoleto).
Quisimos probar para comprobar in situ la sensación eléctrica de las florecillas y ......hostias!!!!
Jamás en vida había pasado por mi paladar un sabor tan singular. Ni siquiera tengo palabras para describirlo. Solo puedo decir que tuvimos la lengua dormida durante al menos 5 minutos a causa de una especie de agradable calambre. Muy, muy recomendable.
También comimos un pequeño fragmento de unas hojas verdes que sabían a ostra!!!! Impresionantes productos los de Koppert Cress.
Quisimos probar para comprobar in situ la sensación eléctrica de las florecillas y ......hostias!!!!
Jamás en vida había pasado por mi paladar un sabor tan singular. Ni siquiera tengo palabras para describirlo. Solo puedo decir que tuvimos la lengua dormida durante al menos 5 minutos a causa de una especie de agradable calambre. Muy, muy recomendable.
También comimos un pequeño fragmento de unas hojas verdes que sabían a ostra!!!! Impresionantes productos los de Koppert Cress.
La siguiente parada fué en Negrini, especialista en productos italianos de primerísima calidad y uno de los stands triunfadores de la feria.
Allí pudimos degustar un magnífico prosciutto acompañado de tomates verdes macerados y cebollitas confitadas en aceto balsámico. Una delicia, al igual que su mortadella bologna, probablemente la mejor que existe en todo el planeta.
De ahí nos fuimos a la zona de los jamones ibéricos y posteriormente a la de los quesos, no sin antes apretarnos otro par de copas de vino.

Para bajar un poco los aperitivos, hicimos una fugaz visita al stand de Nespresso donde nos obsequiaron con un capuccino y algunas nubes de chocolate.
Y de ahí a otro stand cuyo nombre no recuerdo, pero que tenía unas tartas alucinantes. Era el turno de los dulces.

Después de tan frugal almuerzo, decidimos acercarnos al stand de Grand Marnier a tomarnos un delicioso coktail llamado Grand Valenciano hecho a base de Grand Marnier, zumo de naranja y helado de vainilla. Muy rico, pero también muy peligroso por lo bien que entraba.
Mi lengua empezaba ya a trabarse y no era por las Sechuan Buttons, os lo aseguro.
Era casi la una de la tarde cuando un batallón de cocineros y camareros ataviados de negro invadió el recinto para ir preparando lo que podría ser calificado como la gran comilona, mientras en las pantallas de vídeo podían verse en directo las distintas ponencias de los chefs invitados.

En poco tiempo, un considerable número de mesas fueron ocupadas por delicatessen de todo tipo y procedencia, incluidas unas ánforas de cristal "empapeladas" con jamón de jabugo.

Entre ellas, destacaría unos chupitos calientes con sabor a caracoles, el falso sushi, y por supuesto aquellas mini-croquetas alucinantes de sabor indescriptible.

Durante el desproporcionado ágape, el stand triunfador fué sin duda el de Mahou, atendido por unas preciosas azafatas y donde podías beber toda la cerveza que quisieras, y más.
A eso de las dos de la tarde, paré. Tuve que hacerlo.
Me da casi vergüenza decirlo, pero comí y bebí hasta decir "basta", demostrando a toda la concurrencia que soy todo un profesional culinario, sobre todo en lo concerniente a comer por el morro.
Me lo pasé como un enano y nunca tendré sufcientes palabras de agradecimiento para mi contacto.
Gracias por todo compañero.
Larga vida a MadridFusión y que se vayan preparando para la edición 2010!!!!
Allí pudimos degustar un magnífico prosciutto acompañado de tomates verdes macerados y cebollitas confitadas en aceto balsámico. Una delicia, al igual que su mortadella bologna, probablemente la mejor que existe en todo el planeta.
De ahí nos fuimos a la zona de los jamones ibéricos y posteriormente a la de los quesos, no sin antes apretarnos otro par de copas de vino.

Para bajar un poco los aperitivos, hicimos una fugaz visita al stand de Nespresso donde nos obsequiaron con un capuccino y algunas nubes de chocolate.
Y de ahí a otro stand cuyo nombre no recuerdo, pero que tenía unas tartas alucinantes. Era el turno de los dulces.

Después de tan frugal almuerzo, decidimos acercarnos al stand de Grand Marnier a tomarnos un delicioso coktail llamado Grand Valenciano hecho a base de Grand Marnier, zumo de naranja y helado de vainilla. Muy rico, pero también muy peligroso por lo bien que entraba.
Mi lengua empezaba ya a trabarse y no era por las Sechuan Buttons, os lo aseguro.
Era casi la una de la tarde cuando un batallón de cocineros y camareros ataviados de negro invadió el recinto para ir preparando lo que podría ser calificado como la gran comilona, mientras en las pantallas de vídeo podían verse en directo las distintas ponencias de los chefs invitados.

En poco tiempo, un considerable número de mesas fueron ocupadas por delicatessen de todo tipo y procedencia, incluidas unas ánforas de cristal "empapeladas" con jamón de jabugo.

Entre ellas, destacaría unos chupitos calientes con sabor a caracoles, el falso sushi, y por supuesto aquellas mini-croquetas alucinantes de sabor indescriptible.

Durante el desproporcionado ágape, el stand triunfador fué sin duda el de Mahou, atendido por unas preciosas azafatas y donde podías beber toda la cerveza que quisieras, y más.
A eso de las dos de la tarde, paré. Tuve que hacerlo.
Me da casi vergüenza decirlo, pero comí y bebí hasta decir "basta", demostrando a toda la concurrencia que soy todo un profesional culinario, sobre todo en lo concerniente a comer por el morro.
Me lo pasé como un enano y nunca tendré sufcientes palabras de agradecimiento para mi contacto.
Gracias por todo compañero.
Larga vida a MadridFusión y que se vayan preparando para la edición 2010!!!!