
(para varias personas humanas)
INGREDIENTES:
- 2 Paquetes de Bizcochos de Soletilla
- 2 Tarrinas de Queso Mascarpone de 250 g. c/u
- 100 g. de Nata Montada
- 6 Huevos
- 200 g. de Azúcar
- 5 Tazas de Café Expresso
- 25 g. de Cacao en Polvo
- 1/2 Taza de Ron Negro
- Virutas de Chocolate
ASÍN SE HACE:
Bueno. Creo que en cuestión de postres, ya puedo quitarle los ruedines traseros a la bici, y decir con orgullo y con chulería pertinaz que éste ha sido el mejor postre que he hecho en toda mi vida, y que no dudé en utilizar como tarta de mi propio cumpleaños con los consiguientes vítores y felicitaciones por parte de mis invitados.
Voy a tratar de reflejar lo mejor posible el paso a paso para que vosotros también triunféis.
Lo primero que haremos será cascar los huevos y separar las claras de las yemas para montarlas. Para ésto, es importante que los huevos estén a temperatura ambiente para ayudar a que suban. A que suban las claras me refiero, no los huevos en sí, que ya están por las nubes.
Yo lo hice a mano, en plan masoca aprovechando la inercia residual de mi anterior risotto, pero podéis hacerlo en menos tiempo con una batidora de varillas.
Eso sí, ya no será inalámbrico.
Seguidamente, vacíamos el contenido de las tarrinas de mascarpone depositándolo en un recipiente grande , y utlizamos los mismos envases del mascarpone para determinar la medida de azúcar necesaria. Dos tarrinas de mascarpone: dos tarrinas de azúcar.
Tal vez os parezca excesivo, pero no olvidéis que le vamos a endosar 5 tazas de café.
A continuación juntamos todas las yemas con el azúcar y mezclamos bien hasta conseguir lo que en términos de cocina se conoce como sabayón.

Bueno. Creo que en cuestión de postres, ya puedo quitarle los ruedines traseros a la bici, y decir con orgullo y con chulería pertinaz que éste ha sido el mejor postre que he hecho en toda mi vida, y que no dudé en utilizar como tarta de mi propio cumpleaños con los consiguientes vítores y felicitaciones por parte de mis invitados.
Voy a tratar de reflejar lo mejor posible el paso a paso para que vosotros también triunféis.
Lo primero que haremos será cascar los huevos y separar las claras de las yemas para montarlas. Para ésto, es importante que los huevos estén a temperatura ambiente para ayudar a que suban. A que suban las claras me refiero, no los huevos en sí, que ya están por las nubes.
Yo lo hice a mano, en plan masoca aprovechando la inercia residual de mi anterior risotto, pero podéis hacerlo en menos tiempo con una batidora de varillas.
Eso sí, ya no será inalámbrico.
Seguidamente, vacíamos el contenido de las tarrinas de mascarpone depositándolo en un recipiente grande , y utlizamos los mismos envases del mascarpone para determinar la medida de azúcar necesaria. Dos tarrinas de mascarpone: dos tarrinas de azúcar.
Tal vez os parezca excesivo, pero no olvidéis que le vamos a endosar 5 tazas de café.
A continuación juntamos todas las yemas con el azúcar y mezclamos bien hasta conseguir lo que en términos de cocina se conoce como sabayón.


Los más puristas insisten en que el auténtico tiramisú no debe llevar nata porque el propio mascarpone es practicamante eso, pero yo le quise añadir un poco para darle algo más de consistencia a la crema. Tampoco mucho, dos cucharadas. Lo más importante es que a la hora de mezclar, lo hagamos con delicadeza para que las claras no se desinflen.

Vale. No vamos mal eh?
El siguiente paso es impregnar los bizcochos en el café al que previamente le habremos añadido un generoso chorro de ron.
Y cuando digo impregnar, no estoy diciendo "empapar". Cuidadín con esto porque comos os descuidéis, un solo bizcocho de soletilla puede absorber un temo de café enterito sin problemas. Queremos un tiramisú, no una colección de colchones desparramaos por la piscina.

Lo que viene después es lo más sencillo de toda la receta y no tiene el mayor misterio. Consiste en ir alternando capas de crema y bizcocho rematando cada capa con un poco de cacao en polvo, que podéis espolvorear con ayuda de un colador.

A la última capa le añadimos unas cuantas virutas de chocolate pa que quede bonito, y con esto creo que ya está todo.
Tres horitas de frigo y ya lo tendréis listo para devorar.

NOTA: He de agradecer semejante gesta a mi compadre, tocayo y experto en tiramisuses, Julio, quien vía telefónica me fué dando las instrucciones y coordenadas necesarias para resolver con éxito la contienda.
Coño, que épico me estoy poniendo no?
Entre lo de la conversación con Julio por móvil y teniendo en cuenta que en ningún momento utilicé aparatos eléctricos para elaborar el tiramisú, quise adjetivar como "inalámbrico" al susodicho postre.
La palabra "tiramisú" a secas siempre me recordó a esas canciones (generalmente horteras) de nombre ficticio, y que por alguna extraña razón, en España siempre comienzan por la letra "A" (Aserejé, Agapimú, Abanibí, Arriquitaun, Apatrullando la Ciudad........)
OTRA NOTA: Tened precaución a la hora de dar tiramisú a los niños porque entre el café y el ron que lleva, pueden acabar con el mismo don de la ubicuidad que Papa Noel y parecer a vuestra vista que estan en varios sitios a la vez.
El otro día me pareció ver a mi sobrina varias veces repetida..........aunque ahora que lo pienso..........a ver si era yo el que estaba borracho!!! Igual sí.
Cocinera en pruebas para esta receta: RENATA MONTADA